LOS NIÑOS NO MIENTEN.

Tengo pequeños deseos guardados, porque mi noche cae con el sonido del cristal, porque mis manitos tiemblan, porque me cocieron la boca con alambre oxidado.
Tengo pequeños tajos en la lengua, porque todavía puedo recordar el dolor de una caricia llena de intensiones tergiversadas, porque puedo justificar cada movimiento.
Y tengo, debajo de mi piel, la desdicha de saber de mis raíces y no sentir un ápice de dolor al contar cuentos surrealistas. Los niños no mienten, y los borrachos tampoco.
Los niños no mienten, yo escribí contra tu verdad.
Los niños no mienten, y soy hija de Iscariote.
Pero los niños tienen la inocencia debajo de la mirada
pero los ebrios la inocencia en la palma de la mano
pero si los niños no mienten y los borrachos tampoco
¿Por qué tus verdades son más fuertes que las mías? 




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