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Mostrando las entradas de septiembre, 2017

PATRICIO.

Dedicarte pequeños susurros cargados de inexistencia, porque entre tanta cordialidad se caen los retazos de las inseguridades, y vos, mi conejito lujurioso, sos la carencia que asemeja los deseos del lobo. Y sí, mi problema es la posesión aunque no seas mío y tu cuerpo lo deleiten los andróginos, sos parte de mi esencia ¿Quién dice que tus palabras, valen más que una amnistía? Si sólo te escucho cuando rompes mi piel y mis piernas se amoldan a tu cadera intrépida. La noche cae, entre la grieta de tu clase y mi esperanza, porque somos el fiel reflejo de lo imposible, de champagne y vino de dos con cincuenta, de farándulas y anonimato, y una vulgar manera de hablar.

BENDITO SILENCIO.

El silencio es tentación y promesa, vos un constante vaivén entre mis piernas abandónicas. Dulces pupilas pintadas, y la última diapositiva se pierde en tu boca ¿Qué sabor tiene tu olvido? Mi niño intrascendente, escondido entre rincones dentellados, entre optografías de nuestras vidas intoxicadas y se va, y yo vuelvo… … y caemos, si, vos sabes que caemos en pieles frías. Reposando con delicadeza en los brazos de Morfeo, en un final insatisfecho.