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RECHAZADA.

En ocasiones me sentí fuera de lugar, como si el objetivo de esta vida fuera arder a través de palabras, yo sé hacer poesía nefasta para creer que esto es sanar la herida fundamental, nuestra desgarradura, y no. Soy un pequeño cachorro enjaulado, con los colmillos partidos y la sangre en la lengua ¿Quién más que yo, para esta descripción?  Caminé en la cuerda floja, resurgí de las cenizas para volver a caer en este insatisfecho círculo en donde escucho tu voz, diciéndome que no me imagine lo inimaginable. Bendito sea Dios, porque te educó bien, a imagen y semejanza del estereotipo del ciervo obediente. Perdóname, porque fui el libertinaje en cuatro orgasmos que te di al suplicarte más. Perdóname, porque no fui lo suficiente y no quise serlo, no quise maquillarme y esconderme en la imperfección que arraigaba tu pensamiento. Yo no sé llorar, y no derramé ni una gota de desesperanza porque no podría volver a fallarme, pero la decepción erradica en mi tórax, apretand

CORAZONADA

Sentir que las piezas encajan entre mi boca y un par de susurros desprendidos de una mirada llena de credibilidad.  Y entenderte, verte detrás de los cristales, lanzándome contra las incógnitas ¿No tener palabras, para un verso realista? La apreciación de la musa entre las sábanas, se mueve por las cuerdas vocales. Y jugar con la sensualidad de la palabrería barata, y tu voz, y tus gemidos, al expectante de una jugada muy mal pensada, en donde mis dedos terminen insatisfechos. Sos la inocencia detrás del disfraz, mi pequeño querubín, que se refugia en las garras del pecado.

LOS NIÑOS NO MIENTEN.

Tengo pequeños deseos guardados, porque mi noche cae con el sonido del cristal, porque mis manitos tiemblan, porque me cocieron la boca con alambre oxidado. Tengo pequeños tajos en la lengua, porque todavía puedo recordar el dolor de una caricia llena de intensiones tergiversadas, porque puedo justificar cada movimiento. Y tengo, debajo de mi piel, la desdicha de saber de mis raíces y no sentir un ápice de dolor al contar cuentos surrealistas. Los niños no mienten, y los borrachos tampoco. Los niños no mienten, yo escribí contra tu verdad. Los niños no mienten, y soy hija de Iscariote. Pero los niños tienen la inocencia debajo de la mirada pero los ebrios la inocencia en la palma de la mano pero si los niños no mienten y los borrachos tampoco ¿Por qué tus verdades son más fuertes que las mías? 

LIMBO.

Amortiguar los lazos que se caen entre medio de mis desdichas y tu perseverancia ¿Por qué de una manera tan inusual? Me gusta sentir el deseo debajo de tu voz, de tu inocencia barata. La sonrisa debajo de infamias, soy el después detrás de la apnea ¿Cómo se te ocurre ir contrarreloj? Estas abriendo el cajón para matar nuestras esperanzas. Somos niños, almas joviales con los pies encadenados a simples inconformismos ¿Podés desnudar tu esencia con la ropa puesta? Tu piel tiene las heridas abiertas, yo tengo el cuello en la soga, amando, acariciando, deseando qué… ¿Qué entre las paradojas exista un equilibro?

PATRICIO.

Dedicarte pequeños susurros cargados de inexistencia, porque entre tanta cordialidad se caen los retazos de las inseguridades, y vos, mi conejito lujurioso, sos la carencia que asemeja los deseos del lobo. Y sí, mi problema es la posesión aunque no seas mío y tu cuerpo lo deleiten los andróginos, sos parte de mi esencia ¿Quién dice que tus palabras, valen más que una amnistía? Si sólo te escucho cuando rompes mi piel y mis piernas se amoldan a tu cadera intrépida. La noche cae, entre la grieta de tu clase y mi esperanza, porque somos el fiel reflejo de lo imposible, de champagne y vino de dos con cincuenta, de farándulas y anonimato, y una vulgar manera de hablar.

BENDITO SILENCIO.

El silencio es tentación y promesa, vos un constante vaivén entre mis piernas abandónicas. Dulces pupilas pintadas, y la última diapositiva se pierde en tu boca ¿Qué sabor tiene tu olvido? Mi niño intrascendente, escondido entre rincones dentellados, entre optografías de nuestras vidas intoxicadas y se va, y yo vuelvo… … y caemos, si, vos sabes que caemos en pieles frías. Reposando con delicadeza en los brazos de Morfeo, en un final insatisfecho.

LA HIJA DEL BASTARDO.

Del caos, porque cuando ustedes vienen yo ya me fui. Y volé, porque me prestaron alas a cambio de pequeños versitos desgastados. Porque detrás de su muerte, vino mi nacimiento en una catacumba. Porque fui primogénita en una manada de salvajes. Porque soy hija, porque soy hija de un rebaño, porque soy hija de inmorales.

EN NOMBRE DE LO INNOMBRABLE.

Sé que algún día la última hoja de mi mirada caerá, es como vivir con el alba en las manos y nunca renacer. Somos presos, amantes y perdidos, estamos hechos de infamias, construidos para el pecado. Resalta los gemidos cuando la luna nos alumbre, cuando mi habitación este llena de tu nombre, de tu voz. Envuelve mi calor, cuando mi carne se vuelva escarcha, cuando mi llama se apague lentamente... hazme arder.

¿INFANCIA?

I. Mis letras. Mis letras caen como cae la inocencia de una tarde en los brazos de un conejito feroz. II. La casa. Palacio de inspiraciones dulces muros de cartón, yo duermo en las calles con mis amigos los negligentes yo sueño con un dulce plato de ilusiones como los que me hace papá yo sueño con los muros de esta estúpida casa que sólo me enseñó a ser vulnerable. III. Los dependientes. Amantes llenos, mi amor podrido vos si sabes caer como quien cae en su primera caída. Como copiarle a la reina, sus más bellas utopías. Como inhalar su sexo y exhalar sus orgasmos. IV. Las noches. Y los gritos y las poses con la luna como quien te posee en un acto macabro como quien te roba la virginidad de un cachetazo. Las noches y los cuerpos y tus manos y mis besos y nuestras infancias ¿y qué? V. Tinta. Que me besa, al igual que tu pasado pesa como quien a duras penas puede exhalar tu nombre y el mío. Imborrable como las secuelas como c

TRECE AFORTUNADO.

I Ingratos rincones cuestionados, no se deja sentir en la suavidad de las espinas. Tinta del tintero del viejo andaluz, el silencio es perdón del papel transparente. Porque ellos comen y se van, o mueren en la ambrosía, dulce juventud caída. Porque mis ojos son promesa, Porque mis manos son promesa de la nada. II Contra ellos, y los finales incórdiales, si, contra sus esposas prostituta ¡Qué soy de piel antigua! Contra sus ex, que son asaeteadas de incógnitas, y contra mí, que no se describir el movimiento del libertinaje en puertas del algodón. Contra las garras de la poetisa, y se corrompe, en su místico poder. III Porque sabíamos que era morir en bocas quebrantadas, cuando mi lengua pasaba por tus recuerdos alevosos y desprendías vocablos incoherentes. Cuando cada letra mataba tu nombre en mi sexo, y tu orgasmo era libertad. IV Parte de mí la huida de su inercia, parte de mí la huida de su extravagancia. Parte del silencio del entierro, del entierro del silencio. Parte de botellas e

CONEJITO FRANCÉS.

¿Te acordás de la primera llama de incertidumbre que se creó a causa de unos orgasmos telefónicos? El hablarnos con cariño y decirnos mi amor seguido de un que descanses, buenas noches. Éramos tontos, porque creíamos (creía) que había una pizca de futuro en el corazón de unos seudoadultos ¡Y mira que siempre fui una piba realista! Y hasta te escribí poesía y una carta que me delataba a su gusto y decía en grande: Para mi...  porque eso eras vos, un pequeño conejito que soñaba ser lobo ¿Y quién era yo para prohibirte comerme a través de mis manos? Si deseaba que volvieras en ocasos interminables, en otras pieles pero en fin, simplemente que te manifestaras en pequeñas cosas que representábamos: Lujuria y una poesía amateur. Oh, mi amado Señorito francés, he subestimado sus más grandes virtudes, porque su ser era una pregunta extraviada ¿Pero quién es usted? Su boca arde como pequeños brotes psicodélicos que lubrican mi mirada ¿Por qué amarnos sería algo caótico para niños risueños

DIEGO.

Déjate sentir, si, vida mía y mézclate con el alba ardiente. Que tu presencia no tiene miedo a mi inexistencia en las palabras mal escritas, que nuestros nombres son violentos y tu voz a cappella son delirios de nobles querubines. Déjate caer, libre albedrío, y fluye acorde a los versos que son verídicos porque me declaro tempestad ante tu impuro libertinaje.

LAS MARCAS DE UNA PALABRA.

¿Cuándo la luna se olvida de mi, los lobos sucumben ante mis gemidos ? Viento legible en ojos rasgados. Boca que llama, que prende los retazos del recuerdo. Verso en cada beso oxidado, reminiscencias en nuestro cuerpo, se cae la p r e g u n t a. ¿Cuándo me olvido de la luna, los lobos s ucumben al aguacero ?